Rocío es Trujillana –
para mí es un valor que sea de la Ciudad de la Eterna Primavera - tiene 20 años;
concluyó estudios de cosmetología en un CEPTRO[1],
Turismo y Marketing en una ONG; es bombera y; estudia Urgencias Médicas y
Desastres en la prestigiosa Universidad Cayetano Heredia.
Cuando estaba en la secundaría y era una adolescente de 13,
mi madre me propuso estudiar, terminé estas carreras técnicas a los 16 y me
sirven. Por ejemplo, a veces me cachueleo maquillando algunas amigas, lo de
Turismo lo ejercí cuando hacía City Tours en Trujillo y, el marketing siempre
se toca en los estudios universitarios de alguna manera.
Eres muy joven, pero cuando te escucho te siento una chica madura;
sabes que soy profesor, y dicto el curso de PFRH[2]
y en este segundo trimestre hemos tocado el tema de la sexualidad y una
pregunta clave de mis estudiantes ha sido acerca de la iniciación sexual, para
ti, ¿a qué edad un joven debe pensar en iniciarse sexualmente?
Supongo yo, que cuando uno lo crea conveniente. Eso depende
de cada uno. En mi caso yo lo repensé antes de hacerlo, tenía 17 años y fue con
mi enamorado Héctor.
Es frecuente que los
varones insistan a sus enamoradas para iniciarse sexualmente, ¿te sucedió eso?
Nunca paso que Héctor me dijera, mira mi amor ya llevamos
cierto tiempo y… Fue una cosa de los dos, estábamos en su cuarto, creo que fue
el momento propicio y se dio. Creo que él ya había tenido relaciones sexuales,
pero no lo noté (broma).
He preguntado a
algunos de mis entrevistados varones acerca de la masturbación, al comienzo
algunos aceptaron que lo hacían, pero luego se corregían diciendo que desde que
han tenido relaciones sexuales ya lo han dejado de hacer. ¿Los varones tenemos
más miramientos que las mujeres con la sexualidad?
Creo que sí, con mis compañeras, entre mujeres se habla
mucho de sexo. Las chicas molestan mucho con cuestiones sexuales, por ejemplo
si caminas mal ya es broma segura. Otra cosa también es que hay chicas que son
tiernas y tranquilas y otras que se la sabe todas y se hacen las cortas y a
esas son las que las agarran de punto. Creo que las mujeres en relación a la sexualidad
pueden ser más fatales.
En el caso de la masturbación, lo he conversado con mi
enamorado y no hay ningún problema; nosotros lo hemos hablado con toda la
naturalidad, debe ser porque estudiamos ciencias médicas, además él está en
Trujillo y yo en Lima, son tiempos largos los que estamos sin vernos, hay que
ser realistas.
¿Qué opinión tienes
de la homosexualidad?
Para mí los homosexuales son totalmente normales.
Dices que tienes
cuatro años con Héctor, en esos cuatro años y sumados – desde que te viniste a
Lima - a la distancia, ¿crees que hay la posibilidad de que te haya sido
infiel?
Podría ser que sí, pero tengo la certeza que no.
He aprendido a no asegurarme de nada, pero Héctor me ha
demostrado amor, no me puedo imaginar una infidelidad. Es más, me pongo a
pensar en eso, pero él también podría pensar eso de mí.
Hace poco, por una
tontería hice que un amigo, a quien tengo en gran estima, se distanciara de mí;
la amistad es algo muy importante en nuestras vidas, ¿puedes decirme algo de
tus amigos?
Yo estudié en un colegio de monjas y allí hice amigas, pero
amigos muy especiales que puedo mencionar son las que tengo en la Universidad.
Jenny, la considero mi amiga porque en los momentos que me
he sentido mal – por la enfermedad de mi madre – se lo he compartido, con ella
me he sincerado, le he dicho cosas muy internas, intimas; es como la hermana
que no tengo. Te contaré que cuando la conocí como que no me caía; nuestras
amigas nos dicen que somos diferentes, es como el lado Pinky y yo el lado
serio. Ella, como que adorna las cosas. He sentido como que somos la misma
persona pero con lados distintos.
Una amiga especial también ha sido Fiorella, pero un
problema nos ha alejado. Soy de aquellas que ante los problemas prefiero
retirarme y ya no discutirlo, no quiero alargarlos; cuando me enojo puedo ser
hiriente y las palabras hacen mucho daño. A Fiorella la he considerado al mismo
nivel de Jenny; y me gustaría que volviera ser así.
También puedo mencionar a Luis, es un amigo que vive en
Villa María del Triunfo; tuve la confianza de quedarme a dormir en su casa
cuando una vez estaba por allí y se me hizo muy tarde. Le llamé a Héctor, él me
tiene confianza.
¿Cómo así estás en Lima,
tan lejos de tus padres?
En Trujillo estaba estudiando Tecnología Clínica y
colaborando con los bomberos, me sentía bien estudiando allá hasta que me
sucedió algo.
En una tarde, acompañaba al Capitán Richard – no sé si él se
recuerda de este hecho, pero para mí marcó a tal punto de ser un antes y
después – en una emergencia por descompensación[3].
Llegamos a la casa del señor José, el que tenía la emergencia, recuerdo que era
una de esas casonas de Trujillo que tienen piscina; lo primero que hice fue
colocar el pulsioximetro[4],
y veo que le bajaba los niveles a 74, 72, lo cual es un paso para un paro
respiratorio, como al bajar los niveles de saturación de oxígeno de 82, 70, 50 se
llega a un proceso de apnea[5].
Le digo a mi capitán 10.24 10.31 – código para referirnos que se necesita
trasladarlo.
Subimos a la ambulancia, nos acompañaba la hermana del señor
José. No recuerdo el nombre de la hermana, pero de mis pacientes siempre me
recuerdo de sus nombres. Viendo el estado del Sr. José, le pregunto a la señora
que si autoriza que se le haga reanimación, ella llorando me dice que haga todo
lo posible para que su hermano esté bien. Reviso el pulso cariaco, me doy
cuenta que el paciente ha entrado en paro. Mi capitán sale de la cabina y
procedimos a una reanimación cardiopulmonar, yo comprimía y él ventilaba con
una bolsa de reanimación manual; el señor José comenzó a respirar, él volvió a
la vida.
No sé que es de la vida de José, era un paciente geriátrico,
pero sus familiares tenían la esperanza de tenerlo más tiempo con ellos y, eso
es lo que hicimos. Cuando llego a la estación, me metí a mi cuarto y en la ducha lloré de la emoción de haber sacado a un paciente de
paro, esa era “LA EMERGENCIA”, la emergencia paro cardiorespiratorio. Eso marcó
mi vida y me dije que estudiando Tecnología Médica solo estaría en un laboratorio
y no experimentando aquello que me había pasado.
Esto hizo que buscaras esta carrera, que por cierto es muy específica
y solo se dicta en Lima y en una de las Universidades más caras del país; esto
iba a mortificar a tus padres. Pienso en qué es lo que habrán estado sintiendo
tus padres, aparte de que te irías lejos de ellos, estaba en que les generabas
la duda de que cómo era posible que ella esté estudiando una carrera y ahora
quiera cambiar de la noche a la mañana por otra, cómo estar seguro que eso no
le pasará otra vez.
Con Héctor investigamos dónde podría estudiar Urgencias,
vimos un video en Youtube sobre la carrera y así me enteré que había esa
especialidad en la Cayetano.
Ahora el problema era contárselos a mis padres; no solo era
salir de Lima e ir a una universidad más costosa – estaba estudiando en Alas
Peruanas -, también era verme egoísta, porque dejaba a mi madre estando enferma
– ella tiene Cáncer -. Mi primera preocupación fue justamente ella, pensé que
se molestaría mucho y me diría algunas groserías que ella se las conoce, creo
que ella se conoce todas las groserías – es limeña. Ella me preguntó si estaba
segura y no se hizo más problemas, solo me dijo que se lo diga a mi padre.
Cuando estaba en la mesa con mi papá, mi madre me dice, dile
pues. Mi padre, ¿ya qué me tienes que decir? Quedé helada, le dije que luego se
lo diría.
Al día siguiente le dije que no me gustaba lo que estaba
estudiando, y él me hizo las preguntas claves, ¿qué pasó?, ¿qué has pensado?
Dije lo de la carrera en Lima y allí explotó. Que cómo te
vas a ir, que está enfermo, que mi madre está enferma, que es un gasto inmenso,
que todo lo que ya se ha gastado, que mejor termine la carrera y luego estudie
lo que quiera.
Pero cómo se te
ocurrió decirle de golpe que no te gustaba la carrera que estabas estudiando, tuviste
que tener un previo antes de decírselo así por así.
Sí, ahora que lo pienso me faltó colocar anestesia.
Ese momento fue la inestabilidad más grande de mi vida: mi
padre se sintió defraudado, mi madre me necesitaba como todo paciente
oncológico - pastillas, comida especial-, y como una adolescente que tiene un
afán de salir del problema ya ya, les dije que no seguiría estudiando.
Pero mi madre me dio la razón, ella me dijo que si me
quedaba me iba a graduar en algo que no me gustaba. Y le dije que si podíamos
guardarnos el dinero de la universidad para juntarlo e irme a Lima; lo hicimos.
Vine a Lima con el pretexto de un curso como siempre hice y
aproveché para hacer el proceso de ingreso a la universidad. Estando aquí con
mi madre, llamé a mi padre y él se enojó
mucho, me dijo que le había robado, que no quería que vaya a Trujillo, que me
olvide de él.
La relación con mis padres es buenísima, y con mi padre es
una relación especial, siempre nos paramos llamando, él siempre me llama como
ahora, tenemos RPC. Mi padre es como yo, cuando está enojado no quiere hablar.
Mi madre fue a Trujillo y me dice que discutieron. Yo
lloraba, lloraba por él, me sentía muy triste por él, porque pensaba que estaba
sufriendo porque el siempre está pensando en mí.
Como lo cuentas,
emociona; pareciera una relación amorosa y en verdad es así, la relación entre
padres e hijos es una relación amorosa muy especial.
Sí, y más con él porque es muy apegado a mí.
No me llamó como dos semanas. Y como un sábado en la noche
me llamó, no de su celular. Escuché su voz llorosa, entrecortada. Le dije,
papá, soy yo. Me dijo que quería hablar conmigo, que no le parecía lo que había
hecho, pero que yo había querido que así sean las cosas. Lo aceptó.
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