Cuando mencionaba “Aves sin nido” en mi dictado de clases de
Historia Republicana, siempre me decía que puedo saber el argumento, pero debo
leerlo. Este año, dejé como lectura a las niñas del cuarto año de secundaria
esta obra, y busqué en Amazonas un ejemplar; fue así que la leí, para poder
hacer la ficha de trabajo.
Desde el comienzo me intrigó saber qué le sucedería a Marcela y Juan; pero luego mi preocupación
pasó por sus hijas; para cambiar en una tercera etapa, preocuparme por Fernando y Lucía; en una
cuarta etapa, por una joven novia que
probablemente sería abusada (Teodora); la trama siguió con la familia Champi,
quién era el padre de Manuel – pensaba que sería el cura pascual, quien había
muerto misteriosamente -. No pensé encontrarme con una obra tan hermosa, pequeña, muy buena.
Solo después de leerla, comprendí la importancia de este
documento literario. Clorinda Matto se atrevía a contar, con los personajes
ficticios de Killac, lo que ocurría en cualquier pueblo de fines del siglo XIX
y seguro lo que seguía aconteciendo a principios del XX: corrupción, discriminación,
abuso, etc. contra la etnia más importante – por su número, su historia más
antigua y la cultura que nos heredó -.