“La Peste” de Albert Camus ha sido la primera obra que he
leído de él. Siempre quise leer esta novela y la tenía a la mano en una edición
de bolsillo, pero al tomar el libro hace unos años atrás desistí porque le
faltaban 5 páginas iniciales.
Ayer terminé su lectura y eso gracias a mi ex estudiante
Eduardo Paredes - Colegio Privado San Juan Bautista-. Él en una conversación
que sostuvimos - vía Facebook - me ofreció el libro que después de unos días me
alcanzó.
Desde ya tenía un doble compromiso – con Eduardo y conmigo
mismo -, así que comencé su lectura. Al principio mi interés se centró en saber
qué pasaban con las ratas que morían, pero luego que comenzó a enfermar la
gente, las ratas pasaron a un segundo plano. El personaje principal – que resulta
ser el cronista de la historia, doctor Rieux – no me pareció el más atractivo,
en cambio Tarrou – personaje secundario – que al comienzo no me
pareció nada fuera de lo común, finalmente – tras una muerte lente - se ganó mi
simpatía.
La historia en algún momento me hizo sospechar – como culpable
de la peste – de Cottard, cosa que no se entiende muy bien porque Cottard tiene
algo que pagar y lo ha relacionado con la desdicha que sucede en Orán. Sin
embargo, nunca se sabrá qué sucedió con él para querer suicidarse y porqué
estaba a gusto en medio de la desgracia de los oraneses.
El caso de Rambert no me pareció tan desesperante como
supuestamente Camus trata de describirlo, pues en toda la obra no tiene mayor
expresión del amor que el deseo de ver a la mujer que ha dejado fuera de Orán,
lo que me hizo pensar que lo que él buscaba era salvarse de contraer la fiebre
pulmonar.
La peste en Orán describe la capacidad de la resistencia humana
y su solidaridad como valores primordiales que Camus resalta en el ser humano,
y así mismo cuestiona a la religión – con un Paneloux tratando de explicar cómo
se relaciona la voluntad divina y el sufrimiento de un niño -. La solidaridad, se
representa en hombres como Tarrou, Rieux y Rambert; la resistencia, a parte de
ellos, me parece destacable la postura de la mujer del juez Othon mostrándose estoica
ante la suerte que le toca a su niño.
Camus reflexiona sobre los absurdos del
hombre y lo que he rescatado como novedad es esta frase: “El mal que existe en
el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin
clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad”.
Recomiendo a todos leer la obra del Premio Nobel 1957.