Recuerdo muy poco de mis años escolares en la primaria y de
esto siempre recuerdo con mucho aprecio a mi profesora María quien me enseñó
hasta el tercer grado. Supongo que ella habrá utilizado el enfoque mecanicista,
puesto que aún – ni siquiera en teoría, al menos aquí en el Perú – se hablaba
del enfoque por competencias y más específicamente el enfoque centrado en
problemas que le corresponde a la matemática. Sin embargo, tuve ciertas
condiciones para aprender los números y las operaciones básicas, no tenía
problemas y pienso que era feliz cuando hallaba los resultados de los
algoritmos que mi profesora me proponía.
Sin embargo, no fue significativo porque desde entonces – si
bien no lo pensé conscientemente – pensé que la matemática era como un curso
especial que solo servía para ejercitar tu mente y no tendría mucha repercusión
en la realidad.
Actualmente, me preocupa mucho que en algunos colegios
particulares – y esto no por los docentes sino por la dirección y/o promotoría –
los niños de inicial y los primeros años de la primaria se ven obligados
aprender rangos numéricos que no les corresponde para su edad. Ellos se
esfuerzan y mecánicamente logran aprender esos rangos, pero tendrán esa percepción
que tenía, cuando era niño, de que la matemática no tiene ninguna relación con
la realidad.
Es importante que los niños de inicial y de los primeros
años de primaria trabajen con rangos pequeños, porque debemos pensar que ellos
aún están en el pensamiento concreto y que la matemática requiere que el niño
no solo aprenda los números sino que pueda realizar actividades de comprensión
y razonamiento de estos números. Esto lo hará a través de los materiales
estructurados y no estructurados que el/la docente le alcance y por ello es
preferible trabajar con un rango del 1 al 5 para los niños pequeños, del 1-20
para los de primer grado y del 1-100 para los de segundo como lo propone las
rutas de aprendizaje.