La historia no es buena, es predecible. Las primeras cien
páginas las sentí un poco patéticas, muy sentimentalones las ideas expresadas
por Lourdes y Renzo. Los mismos nombres me parecieron muy simples, nada
atractivos. Pero igual decidí terminar de leerlo – he dejado ya varias novelas
inconclusas, me decía -.
Me gustó que el personaje masculino fuera un emprendedor y
un personaje de un distrito de la periferia, pero no creo que lo haya descrito
bien. Me parece muy fantasioso un Renzo
de los Olivos con pensamientos altruistas, enamorado de la educación,
estudiando ingeniería y pensando hacer un colegio. Cosa que en la vida real uno
se encuentra que muchos colegios preuniversitarios de Lima tienen a un
emprendedor con ese argumento de surgimiento, pero en realidad son mercaderes
de la educación.
Lourdes me pareció un personaje romántico y medio tonto.
Está bien que ella quiera buscar su paz, el amor – el verdadero amor – pero es
increíble que una mujer que no ha visto necesidad – más que en las revistas –
se enajene con la idea de estar al lado de Renzo y vivir del amor. Al menos en
algunas de sus preocupaciones tuvo que haber pensado cómo viviría con Renzo,
cómo se mantendría, pero no, solo estaba
centrado en su necesidad de estar al lado de Renzo.
Las primeras cien páginas han sido como una novela mexicana
sin mayor argumento. Todo predecible. Nada osado, ni en las descripciones del
acto amatorio algo rescatable.
Después de las cien páginas, me comenzó a gustar. Aunque
algo me decía que moriría el Sr. Pepe, personaje sí muy real y odioso, pensé
que Alonso Cueto impresionaría matando alguno de los protagonistas. Pero no,
siguió siendo predecible.
Milos es un personaje bien logrado. Aunque con poca
presencia en el desarrollo de la novela, su aparición en los últimos capítulos
solucionó el problema de cómo rescatar a un Renzo tan impertinente que se
atreve a ir a la casa de su amante en cualquier momento.
Vanessa es un personaje desagradable porque no tiene mayor
participación que la conversación con Lourdes y de allí ya no importa más. Y que
luego al poco tiempo se casará, cuando supuestamente amaba a Renzo, es que los
limeños no sabemos amar o es que sencillamente no importa cómo se ama.
El título tampoco dice nada, “Cuerpos Secretos”, de qué
cuerpos, los de Renzo y Lourdes que se describen de una manera fantasiosa y a
veces hasta ridícula. Cuando dicen que Renzo que es un hombre alto, fornido y
atractivo y calza 39, me pregunto si Alonso Cueto ha querido pensar que porque es
de un cono debe calzar menos pero sí puede ser alto. Yo que soy chato calzo 40,
en todo caso la anatomía de Renzo no debe ser tan equilibrada. O una mujer como
Lourdes que tiene unos ojos impresionantes y unos ademanes casi virginales al
ser golpeada por su marino no le deja marca alguna por lo que los policías
preguntaran.
Dice que está basada en un hecho real, cosa que me recordó a un
argentino que conocí en Cusco, que salió de su sofisticado Buenos Aires para
vivir en la sierra tranquila. Puede ser real, es que la realidad a veces es más
absurda que la fantasía.
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