Celia es la madre de tres hermosos niños - José Alejandro (Papu), Italo y
Devora -. Ella junto a su esposo administran una juguetería y una
florería en Surco. La conocí hace un año y medio.
- ¿Bailamos?
Acepté… y por lo mucho que habíamos tomado entramos en confianza, nos
reímos y nos besamos. De pronto mi hermana que me hace escándalo… que porque
José era enamorado de su amiga. Nos separa y nos vamos – cada uno por su lado -
.
Yo había quedado impactada por el beso. Pensé que no lo volvería a ver – hay que pensar que en esa época no había celulares -. Igual me quedé con la imagen del pata con su bivirí mostrando su mediano cuerpo. Pensaba que tendría mi edad – 17 años en ese entonces –, pero tenía 5 más que yo.
Yo había quedado impactada por el beso. Pensé que no lo volvería a ver – hay que pensar que en esa época no había celulares -. Igual me quedé con la imagen del pata con su bivirí mostrando su mediano cuerpo. Pensaba que tendría mi edad – 17 años en ese entonces –, pero tenía 5 más que yo.
¿Cómo fue que se volvieron a
ver?
Un día Joe – un amigo en común – me invita a una fiesta en Barranco y
cuando llego encuentro que José me estaba esperando, no le hice caso y solo
atinó acompañarme a mi casa e invitarme para el siguiente sábado, cosa que
acepté.
Para la segunda cita, me recordó del beso, pero yo no le hacía caso. Pensó
que me estaba haciendo de rogar. Aprovechando que nos habíamos bebido muchas
sangrías me tomó del mentón y me besó y desde entonces comenzó nuestra
relación. No se declaró ni nada desde ese 5 de mayo del 96 comenzamos a ser
pareja. Después de un año tendríamos a Papu.
¿Cuál fue su impresión cuando le dijiste que ibas
a tener un hijo?
Quería saber si
en verdad lo quería:
- José, estoy estudiando y no puedo fallar a las personas que me apoyan, estoy embarazada pero será mejor que lo aborte. Esto no estaba en mis planes.
- Pero yo lo quiero
- No José, no puedo.
- No seas mala… y si te pido que me alquiles tu vientre para tener al niño, después cuando lo tengas me lo llevo yo. Yo lo voy a criar – y se pone a llorar-.
- Perdóname José, solo quería saber si lo querías – lo abrazo y lloro con él-. Vamos a tener a nuestro hijo.
¿Y cómo era Papu?
El niño más
hermoso – he terminado esta entrevista creyendo que Papu tuvo que haber sido el
niño más hermoso -. Cuando nació decidí dejar de estudiar- ella estaba
estudiando prótesis dental- decidí que mi vida se centraría en Papu.
Era un niño súper
inteligente, aprendió hablar muy rápido y era muy sensible. Un día cuando José y
yo discutimos, Papu se nos acercó y nos dijo:
- Puedes perdonarle a mi papá, las personas se equivocan… mamá perdónale a mi papá. Papá perdónale a mi mamá.
¿Cuánto te afectó la muerte
de Papu?
A los cinco años y ocho meses él falleció y creí que mi vida no tenía sentido.
El día de la muerte yo traté de estar tranquila, veía que José estaba
destrozado y yo estaba tranquila, estaba haciendo las gestiones para su
entierro, estaba atendiendo esos asuntos y veía que José estaba destruido…
Todos pensarían que yo era fuerte…
José lloraba, agarraba el peluche de Papu y hacía como él, se arrastraba
como mi niño se desplazaba y decía que no quería que Papu esté muerto… No
quería aceptarlo… y sufría…
Yo pensaba que estaba bien, que era más fuerte, pero no fue así, tampoco
aceptaba que Papu se nos había ido. Los
siguientes días y meses siempre le servía su comida a mi niño, y cuando tuve a Ítalo, le comencé agarrar
una cólera, porque Ítalo era muy diferente a Papu. Papu era como yo, ordenado y
tranquilo, en cambio Ítalo es más fuerte y desordenado como su padre y yo le
gritaba y le trataba mal.
Fue duro, recuerdo que hice daño a Italo, porque cuando Papu murió yo
rechazaba a Italo y un día el niño me dijo que me odiaba, me dijo que era mala
y que por eso me odiaba. Yo lloré y le abracé y le pedí perdón y él me perdonó.
¿Cómo lo superaste?
Pensaba que Dios era cruel conmigo y le hablaba a Dios, quería que me escuche
lo que pensaba de él. Un día encontré una estampilla que justo era lo que quería
expresarle a Dios y le leía eso.
Al mes de la muerte, recuerdo que el padre que hizo la misa dijo, la muerte
nos aparta de Dios o nos acerca a Dios. Decidí que no me alejaría de Dios.
Sin embargo le grité a Dios,
- ¡¿Por qué mi hijo nació así?!, ¡¿por qué permitiste que viva tantos años?!, - estaba furiosa y siempre le preguntaba eso.
Asistí a un retiro, allí todo era bonito, sin embargo estaba molesta con
Dios, tenía un rencor y no hacía más que reclamarle todo. Hasta que en un
momento sucedió… vi a Jesús con su corona de espinas… estaba con sangre… lo vi
clarito… y me postré, me postré y le pedí perdón. Jesús me habló de espíritu a
espíritu y me dijo:
- Yo te amo, y con cuerdas de amor te atraje a mí, y por eso permití que tu hijo venga al mundo y muera porque tenía un propósito en este mundo.
¿Tuviste miedo de tener a
Ítalo?
Claro, estaba con miedo, tuve que hacer varios chequeos para ver cómo iba
progresando mi embarazo, estaba tensa porque todo marchaba bien pero no lo
creía.
Una vez me hicieron una ecografía para ver la placenta y el doctor me dijo
que estaba perdiendo líquido y el niño perdía peso. En ese momento me sentí
culpable porque me había embarazado otra vez para tener un niño enfermo.
Lloraba y no tenía consuelo hasta que una ginecóloga me contactó con su
colega y él me revisó con otra ecografía y me dijo que estaba bien. Igual no
podía creerlo y me deprimía, así que el doctor me aconsejó hacer la cesaría a
los 8 meses y acepté. Y pude dormir el día que vi a mi hijo sanito.
¿Has superado todo lo que te
pasó?
Creía que lo había superado, pero en una época José me alcanzó un periódico
con el caso de una señora que tenía un hijo con osteogenésis imperfecta – lo que
tenía Papu – y pedía ayuda. Así que llamé a la señora y fui a visitarla con
unos hermanos de mi iglesia. El niño estaba en emergencia y era muy difícil tener
acceso a él, pero puede acercarme. Lo vi con un montón de tubos y se me hizo un
nudo y mi corazón aceleró. Estaba al lado de la madre de ese niño y quería
correr, ella me hablaba pero no le hacía caso. Me seguí acercando y me calmé,
en ese momento sané mis heridas… ese niño era otra bendición de Dios.
Apoyé guiándole a la madre para que lo inscriba en la Asociación Osteogenésis
Imperfecta.
Cada día me esfuerzo porque las circunstancias adversas que me toque vivir no determinen mi vida, he aprendido a superar cada reto, cada desafío de la vida. Yo he decidido ser feliz muy a pesar de todo lo que tenga que pasar, no importa lo duro que pueda ser, siempre seré feliz porque tengo a Jesucristo como mi Señor y Salvador personal.
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