A pesar de la crisis política que
hoy atraviesa el Perú, que estoy de acuerdo que es de responsabilidad tanto del
poder ejecutivo como del legislativo, aunque más del segundo por la presencia
desagradable de FUERZA POPULAR, el Perú es una democracia, claro una democracia
en pañales sucios.
Ahora, debemos tener en
consideración que en nuestro país no siempre ha predominado la democracia al
menos en sus requisitos mínimos, como elecciones libres, sufragio universal,
protección de los derechos civiles, gobiernos electos que toman las decisiones,
etc. Por el contrario, los regímenes dictatoriales han sido de los más, sobre
todo con sus ejemplares militares. Estos episodios de la historia no son de
exclusividad nuestra. En Latinoamérica por ejemplo, durante los siglos XIX y XX
los regímenes políticos autoritarios también han sido los más.
Los regímenes políticos
autoritarios se caracterizan en esencia por:
- Restricción
de las libertades políticas y civiles.
- Eliminación
de la oposición, la discrepancia y la crítica al gobierno.
Esta perversidad en la política
ha sido denunciada desde muchos campos, uno de ellos la literatura, no siendo
la primera ni la última, pero sí una de las mejores la obra Miguel Ángel
Asturias, El Señor Presidente, novela que terminé de leer esta semana y que recomiendo.
Miguel Ángel Asturias fue un
novelista guatemalteco, segundo latinoamericano ganador del Premio Nobel.
Gabriela Mistral lo obtuvo en 1945 y Miguel Ángel Asturias en 1967, con lo que
se comienza hablar de la mayoría de edad de las letras latinoamericanas.
El Señor Presidente es una novela
donde el personaje principal está inspirado en un dictador de los tantos de la
historia latinoamericana, el dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera,
reconocido entre otras cosas porque en su gobierno se concede a la United Fruit
Company su primer contrato, por el que se otorga a esta empresa americana
vastas concesiones; pero sobre todo porque es el ejemplo del dictador que tras
insistir en el poder a través de las reelecciones y a pesar de la oposición pujante
y creciente no sabe retirarse y termina sus días en prisión.
El Señor presidente como novela
cuenta con una historia simple, pero con una narración conmovedora en el que el
dictador es omnipresente en la consciencia de los hombres, a tal punto que se
declarará un singular silogismo “PIENSO COMO EL SEÑOR PRESIDENTE, LUEGO
EXISTO”.
Miguel Ángel Asturias nos adentra
al realismo mágico, donde observamos que el Señor Presidente es un ser sombrío,
del cual no podemos sacar información, no se dice cómo es, pero se puede pensar
que es un hombre de mucha edad y con mirada adusta. No se sabe qué es lo que
hace, o no se describe sus conductas, así como tampoco se sabe dónde vive; pero
pienso ha de vivir en un lugar opaco, y su conducta debe ser voluptuosa. Parece
ser un demonio, un brujo, temido e invisible.
Se conoce a Miguel Cara de Ángel,
el favorito del Señor Presidente, bello y malo como Satán. Durante la narración
Miguel Cara de Ángel irá perdiendo su malicia y se convertirá en un hombre
bueno, de carácter, enamorado de Camila Canales. Pero también va perdiendo su
belleza, enajenado en el celda 17.
La heroína es Camila Canales,
hija del general Eusebio Canales, acusado de matar a uno de los favoritos del
Señor Presidente. Ella sufrirá el trauma de perder a su padre primero, y
finalmente perder a su amado marido Miguel Cara de Ángel. Es fácil simpatizar
con Camila, por la desdicha con que comienza su entrada en la historia y su
salida no menos trágica pero si esperanzadora porque termina lejos de la ciudad
con su hijo Miguel.
El doctor Barreño, quien se
entrevistara con el presidente, pero éste no le permitió unas palabras. Su
padre fue asesinado y las investigaciones no dieron ningún resultado.
Coronel José Parras Sonriente,
apodado el hombre de la mulita. Fue asesinado por el Pelele.
El secretario del Señor
Presidente, quien por una torpeza fue merecedor de doscientos palos y muere al
no soportar tal pena.
Lucio Vásquez, hombre del régimen
que apoyará a Miguel Cara de Ángel. Llamado el Terciopelo, estaba enamorado de
la fondera Masacuata.
Masacuata, fondera de la cantina
El Despertar del León.
Genaro Rodas, amigo de Lucio
Vásquez. Esposo de Fedina. Fue torturado por presuntamente ser cómplice de
Lucio Vásquez, y al perdonársele la vida, se le encargó vigilar los pasos de
Cara de Ángel.
Licenciado Abel Carbajal,
supuesto asesino - con Eusebio Canales – del coronel José Parrales Sonriente.
Su esposa le suplicó al auditor de Guerra que le dé información de su esposo y
éste le contestó que estaba preso y que sería condenado a muerte, por lo que
ella fue al presidente para suplicarle por la vida de su marido, pero el señor
presidente nunca la atendió.
Sus últimos días antes del
fusilamiento estuvo acompañado en una pequeña celda junto a un estudiante y un
sacristán.
La Chon Diente de Oro, amiga del
Señor Presidente y propietaria de un acreditado establecimiento de mujeres
públicas: “El Dulce Encanto”.
Comandante Farfán, comandante del
puerto donde llega Cara de Ángel para su viaje a los Estados Unidos. Farfán
capturó a Miguel Cara de Ángel por órdenes del presidente. Se sugiere en el
texto una gran traición, por cuando Cara de Ángel habría salvado la vida del
comandante.
Vich, un seudo encarcelado que
entabló conversación con Cara de Ángel y le contó que Camila era la prefe… del
Señor Presidente. Este Vich habría llegado – en su teatralidad para el
prisionero del 17 – al lugar sin esperanzas porque intentó seducir a Camila,
quien se habría convertido en la prefe… porque su marido la había abandonado.
El estudiante, quien junto con el
sacristán sobrevivieron al encierro salvándose de la pena de muerte. La obra termina
cuando este estudiante llega a su casa y encuentra a su madre rezando.